Cada vez son más las personas que prefieren pagar con tarjeta, móvil o cualquier otro método de pago que no implique la necesidad de llevar consigo dinero en metálico. Incluso para los gastos más nimios. Cuando se trata de un viaje de negocios, estas formas de pago suponen varias ventajas, por lo que siguen ganando adeptos. Además, también simplifican la creación del posterior informe de gastos.
Pagos en cualquier momento y lugar
Los viajeros corporativos valoran mucho la practicidad. Poder abonar todos sus gastos (desde un coche de alquiler a un tentempié en una cafetería) a través de una tarjeta de débito, de crédito o del móvil, sin necesidad de cambiar dinero metálico a la moneda del país al que se han desplazado, es una bendición. Dentro la Eurozona tirar de tarjeta de débito no implica recargos ni tasas dentro de los circuitos de Maestro o V-Pay.
Por si acaso también es aconsejable llevar consigo una tarjeta de crédito. Sobre todo si se va a abandonar la zona Euro. Esto nos permitirá ahorrarnos el tener que buscar mostradores de cambio o cajeros automáticos, por un lado, o lidiar con distintos tipos de monedas si viajamos a varios países. Además, pagar con tarjeta nos protege de recibir el cambio en moneda y billetes falsos. Por otro lado, el uso de tarjetas de crédito en el extranjero no siempre está exento de recargos…